DESDE EL ACTUAL CONFINAMIENTO, LA CASA DEL POETA "RAMÓN LÓPEZ VELARDE" DESEA ACOMPAÑAR A SUS AMIGOS, COLEGAS Y MIEMBROS DE LA COMUNIDAD LITERARIA Y POÉTICA CON POEMAS DE AMIGOS DE ESTA INSTITUCIÓN.
Δαίδαλον
Nadie nunca me dijo vaca,
pero soy una vaca: me cosieron
al mito. Me cosieron la piel
con dolo
a los huesos de roble.
Ya no sé decir si tenía ruedas.
El cuero no era mío,
el cuerpo
no mugía,
o mugió tal vez
con un grito prestado.
Me metieron una reina
que, según, brillaba como luna,
pero yo no vi el brillo.
Le presté mis costillas
como amarres.
La reina caminaba
oliendo el cuero nuevo
de mi cuerpo;
mi cuerpo, en cambio, iba olfateando
matojos de díctamo
aplastados.
Mi morro sin dientes,
mi morro donde nunca hubo leche,
del que nunca
escurrió la baba fértil
de la alfalfa,
era un morro de vaca.
Con mis ojos de piedra yo también vi al toro
blanco,
Lo quise adentro cuando se acercaba
¿a mí? ¿a la reina?
Se acercaba: yo fui
quien lo sedujo.
Res extensa, mi piel nueva,
recién curtida ἔξω τειχ
ῶν
en tinajas de seso y orina
y alumbre y mierda,
apestaba hacia adentro.
Y, cuando el toro nos montó,
clavó su propio sexo en sexo doble:
la reina y yo acopladas.
Y era una el eco de la otra,
pero ¿cuál de cuál?
Me cosieron al mito.
La reina, luego, parió un monstruo;
su esposo eyaculó serpientes;
el toro enloqueció, arrasó ciudades.
Me cosieron al mito:
me escondieron
en un rincón del laberinto
y yo, autómata, sin reina,
recorrí, infinita,
galerías.
Yo soy una vaca
parí quince
novillos blancos
de miembro articulado,
parí
a los toros carnívoros de la India,
de cuernos giratorios.
Yo rodé lenta noches y noches,
me llevó el mar,
me pudrí a medias,
fui mascarón de proa en Salamina,
fui zapato en Marsella,
prótesis de brazo en Londres,
leña en Estambul.
Todavía mujo en algún claxon.
PAULA ABRAMO
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