ROPA INTERIOR
Si sientes que me pierdo entre la ropa,
de este almacén que abriga mi deseo,
búscame a ciegas con tu olfato ilustre
y cuando me descubras
por ropa nueva entre mis manos de ostra,
para que se te antoje
alterar los aromas que me guardo.
Impongo yo la talla.
Elige tú el estilo.
¿Se te antoja un brassiere
con algo de nostalgia?
¿Quizá un poco de seda trasnochada
sobre encajes de pulso acelerado?
Salgamos de la tienda,
que nos perdonen los amigos albos,
ajenos al consumo.
A nosotros nos han llegado ganas
de pagar sin fijarnos en la cuenta
para podernos ir
a deshebrar la ropa con los dientes.
Lucía Rivadeneyra
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