martes, 15 de diciembre de 2020

MARTES 15 DE DICIEMBRE DE 2020. DESDE EL CONFINAMIENTO, ÁNGEL PÉREZ ESCORZA.


 Desde el actual confinamiento, la Casa del Poeta "Ramón López Velarde" desea acompañar a sus amigos, colegas y miembros de la comunidad literaria y poética con poemas de amigos de esta Institución.

Presentamos a Ángel Pérez Escorza.


VENDER FRUTA Y ESCRIBIR POESÍA

ES COSA DE HUMANOS

 

De niño aspiré ser
siempre


como mi padre.

Tenía el sueño de
vender fruta,

de hacer llegar

hasta la boca de
sus clientes

la jugosidad y
dulzura de la vida.

 

No tendría más de
ocho años

cuando probé

la madrugada a su
lado.

Ese frío estéril
que congeló

mis manos deseosas
de trabajo

y me hizo querer
después escribir poesía.

 

Recuerdo también
haberme arrepentido.

Haber errado en no
informarle a mi padre

que prefería

       —como los demás niños—

quedarme a dormir
en casa

y jugar

a hacer las cosas
que no hacía,

pero no fue así.

 

Con el paso de los
años aprendí

de su experiencia,

comprendí el valor
de su lucha.

Aprendí que la
fruta es frágil

como un corazón
que no se cuida.

 

Supe también del
temperamento

de las guayabas

que muestran su
agria y verde furia

a falta de calor,

y del llanto de
los cocos

que truenan

cuando el sol se
atreve a molestarlos.

 

Gracias a su
diligencia,

aprendí a tener
tacto,

a ser sutil,

amable con el
mundo.

 

 

Aprendí a sentir
apenas con las yemas

de mis dedos

y la punta de mi
alma

eso que
sencillamente

no se puede juzgar
a simple vista.

 

Sé que mi viejo
habría querido

que siguiera sus
pasos,

que madurara tan
pronto

como lo hace una
manzana

al caer de un
árbol

o como la papaya y
los mangos

que dormitan
tibios en su magullada

cama de papel,

para así,

erguirse y morir
sin miedo

frente a múltiples
bocas hambrientas.

 

Porque así son las
palabras

cuando nuestra
pulpa queda expuesta

y su firme agudeza
nos hace virar

por encima de cualquier
propósito.

 

Porque sólo así

las frutas
persisten sin miramientos

y se desgajan del
ramaje

  para anclar

           nuevos versos sobre la tierra.

 

 

 



 

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